jueves, 25 de junio de 2009

Trabajo Parcial 1. Ensayo

LA EDUCACIÓN DE LA COMPRENSIÓN

INTRODUCCIÓN
La educación es el proceso mediante el cual el estado gobierno necesita formar individuos que cumplan con un perfil determinado por él que les permita contribuir al grupo mismo para la propia supervivencia de éste. A través del proceso educativo el individuo aprende que existen normas comunes a todos que debe respetar a fin de poder llevar una vida productiva y en paz, y en el que aprenda a vivir respetando lo que él mismo ordene que se respete, en otras palabras, la comprensión. Ésta podemos definirla como la capacidad que tiene un individuo para interpretar un hecho concreto de la realidad sin que esta interpretación se vea afectada por las ideas preconcebidas que caracterizan al egocentrismo enfermo. Esto mismo, incluso se establece en el máximo ordenamiento que tenemos como mexicanos: La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Es por esto anterior que el papel de la educación tiene una labor difícil en el desarrollo del ser humano desvestido de sus deseos individuales.

No obstante ¿por qué es tan difícil moldear la comprensión o la ética en los individuos? Pareciera que, apegándonos a los estudios sobre la etología del comportamiento humano, se debe a que nuestra conciencia aún no se desarrolla en su plenitud. Nuestra conciencia es un producto de la evolución de la vida y, por lo tanto un agregado de cualidad que recibió el ser humano hace apenas unos miles de años, por lo que su lucha contra los instintos básicos que son inherentes a nosotros mismos como entes del reino animal es algo que vivimos a diario, pero que se desarrolla por medio de la educación. Sólo el ser educado en todas las esferas del conocimiento logra deshacerse de los deseos primitivos y egocéntricos para poder trabajar y conducirse pensando en los demás.

OBSTÁCULOS A LA COMPRENSIÓN
Dice el autor que hay ruido en la comprensión. Fue uno de los aspectos que más llaman la atención del artículo. En este sentido se dice que los seres humanos en su mayoría traen consigo una serie de vivencias pasadas que los hacen transformar la información que reciben en apercepciones. Es decir, aquel que ha vivido en un entorno familiar en el que, por ejemplo, las supersticiones o chismes han sido lo cotidiano para juzgar los hechos de las personas ajenas a la familia, tendrá problemas en sus relaciones personales en lo que respecta a la comunicación ya que este modelo de juzgar en él se convertirá como una especie de filtro en que recibirá la información y la procesará, de tal manera que será para siempre en su vida un ruido que no le permitirá evaluar las situaciones de una manera objetiva.

Un asunto importante de lo que menciona el autor es que uno de los aspectos que debe cuidar la educación es el de los valores imperativos que deben impartirse en el seno del entorno cultural del sujeto. Particularmente este es uno de los problemas más graves de nuestro actual país, los valores universales como el respeto o la justicia han sido aniquilados de la educación formal e informal (la que se da en el seno de la familia). Hoy en día es más frecuente que las conductas amorales se presenten en los adolescentes. El vocabulario vil y soez con el que frecuentemente se comunican denota todo un problema perceptual de su condición como entes integrantes de un grupo social: no están presentes en ellos los límites que frenen esta conducta, lo que ha acarreado, como lo han observado diversas personas con las que se ha platicado respecto este tema, que cuando estas personas jóvenes llegan a independizarse, emiten conductas totalmente reprobables que son el resultado de esta falta de educación en los principios de moralidad y urbanidad que se evidencia en un desarrollo de una personalidad un tanto narcisista, dice el autor de una egocentrismo, que sólo se ocupa de lo que personalmente le satisface, perdiendo así los límites de las consecuencias que su conducta traiga a los demás. Así podemos observar a sujetos que de manera arbitraria, escuchan música a un volumen alto mientras realizan una actividad o festejan algo, si tener en mente si las personas próximas a ellos se sienten molestados; si alguno de ellos presentará un examen al otro día, si alguno está enfermo; etc.
Muchos autores hablan de que ésta es una de la enfermedades de nuestro tiempo: un excesivo individualismo, el cual es consecuencia de un sistema económico-social que promueve la sobrevivencia a través de la competencia voraz y en donde figuras como un Carlos Slim, cuya riqueza es resultado de la explotación inhumana de las necesidades de las personas, es presentada como una figura pública y a un modelo a seguir.

LA EDUCACIÓN DE LA COMPRENSIÓN
Nuestro artículo tercero constitucional en este aspecto de desarrollar la comprensión en los individuos, en términos de lo que el autor refiere, dice muy claramente:
“[…] La educación que imparta el Estado tenderá a desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la patria y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia […] Además:
A) Será democrático, considerando a la democracia no solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo.
[…]

Contribuirá a la mejor convivencia humana, tanto por los elementos que aporte a fin de robustecer en el educando, junto con el aprecio para la dignidad de la persona y la integridad de la familia, la convicción del interés general de la sociedad, cuanto por el cuidado que ponga en sustentar los ideales de fraternidad e igualdad de derechos de todos los hombres, evitando los privilegios de razas, de religión, de grupos, de sexos o de individuos”

Es claro, al leer este fragmento que, las intenciones o el perfil de egreso que se quiere de los individuos se encuentra en el mundo del deber ser, aquel de los más altos ideales, en el que diseñamos, como un arquitecto a un plano, el hombre que queremos que funcione en sociedad después de haber pulido en él sus vicios y defectos que son inherentes a él como animal que realmente es si no transita por un proceso educativo.

No obstante lo anterior, debemos dejar algo bien claro: la ciencia nos ha demostrado una y otra vez que no somos más que un escalón más en el proceso evolutivo de la vida; que las diferencias que tenemos con especies que se encuentran por debajo de nosotros como especie, comparten con los seres humanos características que nos hacen diferentes a ellos sólo por cuestiones de millones de años y que, sin embargo, en dichas características somos totalmente idénticos, así es que entonces el cerebro humano o la mente humana aún son presa de los instintos más bajos y primitivos. En estos términos Jung (1992), afirma que esto se debe a que la conciencia es una cualidad que adquirió el cerebro al constituirse como humano tan sólo hace unos miles de años, por lo que comparado contra los miles de millones de evolución de la vida, equivaldría, en términos de tiempo, a comparar un suceso acontecido en un segundo a uno que sucedió durante todo un día entero.

Es decir, siempre en el ser humano estarán latentes los instintos básicos porque forman parte de su naturaleza. La función de la educación es la de moldear estos instintos o desviarlos hacia tareas socialmente productivas o de plano evitar que se presenten. Todo indicio o falla en el sistema social de normas o en el sistema de educación y que se fragmente de tal manera que permita un espacio que sirva como escaparate para que estos instintos se presenten en la conducta sin ser castigados, es un espacio para que en la sociedad se comiencen a establecer signos de anarquía. Esto es lo que realmente está sucediendo en la realidad actual.

Observe usted la televisión por una hora en los programas que están dirigidos a adolescentes y el mensaje es claro: un rotundo rompimiento de las normas sociales, pero esto bajo un mensaje oculto. Obsérvese bien que esto que se le presenta al público joven se le vende como una modernidad, es decir un nuevo modelo social en el que las normas de urbanidad y de respeto son obsoletas. Pero cuidado, lo que no saben estos jóvenes es que están consumiendo un modelo de total retorno al primitivismo salvaje solamente que disfrazado de modernidad.
William Goldin (2000), nos dejó bien claro en su novela “El señor de las moscas”, la naturaleza intrínseca del ser humano, la que se podría reducir a esto: un organismo que reacciona ante los instintos más básicos de sobrevivencia como cualquier otro ser vivo, que para el logro de su objetivo no importa si asesina a los seres de su misma especie si éstos se anteponen en su camino.

De esta manera la educación, ya en términos técnicos y científicos se dice que es el proceso sistemático y riguroso mediante el cual se forman comportamientos socialmente aceptables en el individuo. Para este fin Benjamin Bloom (1982), desarrolló toda una teoría para dimensionar los aprendizajes humanos en tres grandes esferas: el cognitivo, el afectivo y el psicomotor, los tres interrelacionados entre sí en cualquier tipo de aprendizaje. O sea, cuando alguien aprende por ejemplo, un procedimiento matemático, por la naturaleza de este aprendizaje se le ubicará en el dominio o esfera cognitivo, no obstante, conllevará elementos de las otras dos, ya que el individuo quizás se da cuenta de que le agradan las matemáticas al ir resolviendo ejercicios (dominio afectivo) y por otro lado, sigue afinando su destreza en el uso de la calculadora, lápices, reglas, etc. (dominio psicomotor).

El dominio o esfera más difícil de desarrollar a través del proceso educativo es el afectivo, ya que está dirigido a la volición del sujeto, la parte más sensible del individuo, dentro de ésta tenemos a la comprensión de la que nos habla el autor. Es decir, la síntesis que logra una persona de un hecho en el que para asimilarlo tiene que hacer uso de todo el bagaje de conocimientos, hechos, memoria, sentimientos, etc. a fin de no perderse en el egocentrismo y entonces caer en lo faccioso o en el extremo enfermizo.

Afirmamos que es el más difícil porque este desarrollo de aprendizajes de la comprensión, a gran diferencia del aprendizaje de tipo cognitivo, atañe más a la familia que sólo a la escuela. Las normas que guiarán la conducta del sujeto serán básicamente aquellas que son moldeadas desde el hogar. La escuela, por supuesto, contribuye a la formación de estas conductas pero no en la medida que lo hace el núcleo familiar. De ahí que ante la crisis de valores que actualmente se vive en las familias, la descomposición de las normas básicas de comportamiento social se vean reflejadas en los comportamientos disruptivos y hasta antisociales de las nuevas generaciones.


Gran trabajo tienen los educadores para concientizar a padres de familia y autoridades que es en el seno familiar donde se conforman los modelos mediante los cuales un niño enjuiciará los actos de sus símiles cuando adulto, si en casa aprende a “no comprender”, pero este comprender realmente como una habilidad de la persona para poder relacionarse con la vida misma sin los conflictos de las mentes perturbadas por los vicios del egocentrismo.

CONCLUSIÓN
Pareciera ser un punto de vista un tanto catastrofista: la conducta del ser humano por desatender las normas es natura per se, no obstante lo anterior y como nos lo enseñó uno de los más grandes genios de la educación que ha existido en la humanidad Anton Makarenko (1996), en su Poema Pedagógico, la educación es el camino mediante la cual podemos rescatar a una persona de los abismos más hondos del analfabetismo y transformarlo en el ser más útil y productivo para beneficio de su sociedad e incluso de la humanidad.

Recordemos cómo este personaje rescató a casi una centena de jóvenes delincuentes quienes tenían como una forma de comprensión de su mundo la delincuencia pues era ésta la forma en que sólo podían sobrevivir. Al final de su trabajo de Makarenko, salvo unas pocas excepciones, el trabajo educativo rindió frutos: ya en adultos, los jóvenes transformados, se convirtieron en seres productivos a su sociedad.

REFERECIAS
Bloom, B. (1982). Taxonomy of educational objectives: The classification of educational goals: Handbook I, cognitive domain. Ed. Longmans-Green, New York.
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/1.pdf, recuperado el 9 de febrero de 2009.
Golding, W. (2000). El señor de las moscas. Ed. Bibliotex, México.
Jung, C. (1992). El hombre y sus símbolos. Ed. Biblioteca Universal Contemporánea, MéxicoMakarenko, A. S. (1996). Poema pedagógico.

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